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Los faros y las demás señales marítimas son una parte importante de la historia de nuestro mundo, cubierto de agua en más de un setenta por ciento. Su origen se remonta a los inicios de la navegación y la intención de explorar nuevas rutas comerciales.
Los faros emiten diferentes intervalos y colores de luz, de forma que los barcos identifican qué faro están viendo y frente a qué lugar de la costa se hallan. Desde hace muchos años han constituido la conexión de los navegantes con las costas, su guía, su seguridad y su compañía. En esta época de innovación tecnológica, de nuevos avances de sistemas de navegación por satélite, se ha cuestionado el protagonismo del faro en la navegación costera. Los recientes avances tecnológicos subrayan aún más su pasiva presencia y su aislamiento. Aun así, los faros continúan ejerciendo su función para la navegación nocturna. Porque allí están, en el terreno idóneo, estratégico, en los lugares más visibles. Y no fallarán. Símbolos de seguridad, solidez y permanencia. Imprescindibles frente a la mar y sus innumerables misterios.
En la costa vasca, el mar puede fácilmente pasar de la calma a la tempestad en muy pocas horas. La costa vasca, entre acantilados y mar picada, es un lugar donde se produce el choque entre dos masas excepcionales que observa el faro, aviso de proximidad de esta frontera. El faro es mar y tierra a la vez. Casi siempre en parajes solitarios, adustos, salvajes, entre el equilibrio, la paz y la tensión. Aquí, marcan hitos y lugares esenciales desde el punto de vista de la geografía vasca. El paso de la desembocadura del Adour, el Cabo Higuer, el Ratón de Guetaria, la Punta de la Galea.
Son verdaderas joyas arquitectónicas, situadas en una línea de máximo contraste muy rica en sugerencias e historias. Son edificios que han sido testigos de guerras y naufragios, protagonistas de un sinfín de anécdotas. Toda una historia de nuestros faros que hace falta ahora valorar y reivindicar a través de una labor de protección y preservación de la entidad del faro como patrimonio arqueológico-industrial. Esperamos participar a este proceso mediante la divulgación de contenidos en esta página web.
El mundo está repleto de edificios
Pero sólo unos pocos sobrepasan
Sus paredes y pellizcan nuestra imaginación
El faro, con seguridad, es el mejor ejemplo
Marcos Díez Manrique
Sobre el carácter transfronterizo
Los faros de la costa vasca, ya sea por un lado u otro de la muga, controlan el mismo Mar Cantábrico, el mismo Océano Atlántico, el mismo Golfo de Vizcaya o de Gascona. Comparten una geografía similar, bajo la influencia de la cordillera Cantábrica que forma costas escarpadas, en las que dominan los vientos del noroeste en verano y noroeste y suroeste en invierno, que levantan grandes temporales y convierten a los faros del País Vasco en una herramienta imprescindible para la navegación.
Por lógica y convicción, hemos querido darle este concepto transfronterizo a la página Web, abarcando los faros desde Getxo hasta Anglet.
Porque en el mar no hay fronteras y para los marineros ninguna señal marítima es extranjera. Los faros lucen para todos los barcos y sus tripulantes, sin importarles su nacionalidad ni sus circunstancias políticas y sociales.
De ahí surgió la filosofía que inspiró este proyecto.
